En la ULS presentan libro ''Elogio del Bar: bares y poetas de Chile''

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Algunos de los escritores incorporados en la publicación compartieron parte de sus versos con los asistentes.

Repleto de público lucía el Estudio de Televisión de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Serena, durante la presentación a la comunidad regional del libro ''Elogio del Bar: bares y poetas de Chile'' (Editorial Etnika, 2014), editado por el poeta nacional Gonzalo Contreras y que contiene cerca de un centenar de trabajos, entre poemas y crónicas preparadas por autores de todo el país.

La actividad fue organizada por los académicos de la ULS, Dres. Francisco Roco y Walter Hoefler, junto al poeta Jaime Retamales. La jornada contó con la masiva presencia de alumnos de Pedagogía en Castellano y Filosofía y de Periodismo de la casa de estudios superiores, así como de jóvenes de otras carreras y la comunidad en general. 

Luego de las presentaciones de los académicos y la reseña de la obra por parte de Contreras, se dio paso a un interesante coloquio con los asistentes y a la lectura de algunos versos de los poemas por parte de los propios autores de la Región de Coquimbo, incorporados en la publicación y que se encontraban presente.

Como explicó Gonzalo Contreras, la intención de preparar este trabajo ''es el rescate de una memoria. De alguna manera, esas crónicas, si no se escriben, se pierden. (…) En este caso, encontré que era importante que los propios artistas escribieran un testimonio acerca de sus vivencias con un lugar tan transversal para nuestra sociedad (…). Hay tantos bares como parroquianos existen y, básicamente, cada artista cuenta su experiencia, lo que vivió, qué se imagina de lo que es un bar como territorio poético, mítico, utópico''.

libro elogio 2El porqué decidió hacer esta antología, señala, ''es bien sencillo. El bar, en sus condiciones más tradicionales, prácticamente desapareció. Deben quedar algunos, muy pocos. Y lo otro es que el poeta, también en sus características más tradicionales, está prácticamente en extinción. Poetas como Teillier, Cárdenas, Stella Díaz Varin, poetas que pudieran decirse 'en estado puro', ese poeta ya también desapareció. Entonces son dos figuras que de alguna manera están en extinción. Lo que quise fue rescatar esa memoria y dejarla como un acervo para futuras generaciones. Es como un homenaje a esos antros que dieron tanta vida y donde se desarrollaron hitos culturales de primera línea''.

Pese al cambio de época y a las nuevas costumbres, Contreras subraya que ''la poesía sigue su curso. Lo que desapareció fue ese universo, ese imaginario notable que existió hasta los años 70, donde era una escuela. Eso era el bar. Mucho más allá de ir a tomarse una copa, era una escuela donde uno asistía, podía estar horas, en silencio o participando. Y uno aprendía. Era un aprendizaje notable. Uno podía darse el lujo de no ir a una universidad. De hecho, muchos escritores no fueron a la universidad, no tenían ni cuarto medio, pero la formación intelectual que tenía esa gente era de las conversaciones de los bares''.

Al respecto, precisa que ''tampoco tú no podías llegar y sentarte en una mesa o, si te sentabas en esa mesa, tenías que escuchar y no podías hablar cualquier tontera, había exigencias implícitas que te obligaban a estudiar y leer para estar a la altura de esa gente que, evidentemente, no tenía ninguna pretensión, era absolutamente natural. Ahora existe la competencia, quién aparece en el diario, la crítica, el premio. Hay poetas que todavía no tienen 50 años y ya quieren el premio nacional, lo que me parece absolutamente idiota. El poeta cambió su norte, ahora está preocupado de la AFP, de una jubilación temprana. Antes no, era gente que vivía prácticamente en el abismo, pero vivían con una intensidad que era realmente sorprendente y eso, evidentemente, yo lo extraño mucho. Y ahí nace este humilde homenaje''.

Finalmente, Gonzalo Contreras declara que ''el bar es el oasis ecuménico por excelencia. No hay religión, credo ni ideología que tenga más fieles que profesen las bondades y las virtudes de este culto universal, en donde la tolerancia compleja debe admitir, como única moneda de cambio posible, la complementariedad de las verdades contradictorias. Cualquier conducta fuera de este ámbito, no tiene destino''. 

'''Elogio del Bar' cumple de alguna manera con esa voluntad, con ese anhelo de comunión que permite que en el bar se produzca al fin ese insólito encuentro de la máquina de coser con el paraguas, encuentro que no es otra cosa que una vieja historia de amor que se remite desde tiempos inmemoriales. Eso es más o menos, en esencia, lo que podría ser también un bar. El encuentro fraterno de una utopía. En este caso, la tolerancia entre los hombres, lo que se manifiesta por supuesto en todos los aspectos fundamentales de la condición humana'', puntualiza el editor.