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Académica analizó la educación superior de toda Latinoamérica en U. Católica de Cuyo
La formación docente y el estado de la educación superior fueron algunos de los temas abordados por la profesional.
En el marco del proyecto de regionalización y cooperación binacional entre las universidades Católica de Cuyo, Nacional de San Juan y de La Serena, en el Aula Magna Mons. Manfredi de la U. Católica de Cuyo fue dictada la conferencia de postgrado “Formación docente: qué nos dice la literatura internacional? Alcances a la realidad nuestra”, a cargo de la Dra. María Zúñiga Carrasco, académica de la Universidad de La Serena.
Antes de su presentación, la docente de la ULS conversó con el portal de noticias del sitio web de la universidad trasandina acerca de la temática de su conferencia y estado de la educación superior.
Los parámetros de distintos organismos internacionales para medir la calidad educativa nos ubican mal en relación a países más desarrollados ¿Cómo podemos revertir esta situación?
Nuestros países han comenzado a hacer reformas educacionales y cualquier reforma que haya en educación tiene que considerar en el centro a los profesores, ya sea en su etapa inicial de formación, como también en la etapa de trabajo, porque las dos cosas están absolutamente ligadas. En la medida que nosotros tengamos buenos programas de pedagogía, que creo que vamos a tener que mirarlos muy bien y ver cómo los podemos corregir, contribuiremos también a que haya buenos profesores. Y hay un dato importantísimo que ha mostrado la investigación y es que los buenos egresados de pedagogía, ya convertidos en profesores, en buenos profesores, se van a los buenos establecimientos educacionales, vale decir, a los que tienen mayor jerarquía en todo sentido, mejores condiciones económicas, mayor capital cultural de las familias, entre otros.
Y está quedando un grupo grande de alumnos que están en las escuelas públicas, que están en la periferia y los profesores buenos no llegan allá. Y así, empezamos a reproducir de nuevo ese círculo vicioso de que los buenos van con los buenos y se siguen fortaleciendo, y los no tan buenos van con los que más necesitan y se genera esta brecha tan grande de inequidad.
¿Qué propuesta o solución brindaría usted?
Es difícil. Como tengo un alcance limitado, yo volvería a las instituciones que forman profesores. Creo que nosotros tenemos que mejorar lo que hay, lo que hacemos; no sólo preocupándonos del currículum, sino que debemos salir, conversar con el gobierno, con las autoridades gubernamentales, porque pareciera ser que todos los problemas que tienen nuestros países derivan de la educación y no, no es así. Hay muchos problemas de inequidad social, de desigualdades, de pobreza asentada y se dice siempre que la educación es el mal, como si fuésemos los culpables de todo. No.
Creo que la educación tiene muchos déficits y entonces, examinemos esos déficits. Por ejemplo, tenemos profesores que en el ejercicio de la profesión son mal pagados. Un joven que va a estudiar en una universidad, que va a pasar 4 o 5 años de su vida en esa carrera, y que luego el sistema le va a ofrecer aproximadamente U$S 500 de sueldo mensual, no está dispuesto a pasar esos años o más, para luego tener una vida personal que va a estar marcada por inseguridades, limitaciones y restricciones.
En el caso chileno, los estudiantes tienen un proceso de selección a la universidad. Tenemos el sueño, como dice el slogan de “atraer a los mejores”; está bien y lo comparto. Los mejores significa los estudiantes con mayor rendimiento en la prueba de selección universitaria, pero el estudiante de pedagogía si yo miro lo que muestra la literatura, sobre todo en el caso latinoamericano y, particularmente el chileno, los estudiantes no pertenecen al 30% más elevado de la escala social, ni tampoco al 30% de los mejores puntajes de la prueba de selección. Entonces nosotros tenemos una gran y difícil tarea, un contingente de estudiantes, sobre todo en regiones, que es difícil para conseguir los resultados que todos quisiéramos y esperamos. Hay que hacer un trabajo muy fuerte en los primeros años, brindarle al estudiante las condiciones para desarrollar comportamientos, incluso sociales, que no traen porque no tuvieron las oportunidades de aprendizaje antes y en muchos casos, no los recibieron, ni siquiera, de sus casas.
Por otra parte, para tener los mejores estudiantes en pedagogía, les tengo que ofrecer una salida para el ingreso al trabajo que también sea acorde con el esfuerzo que les estamos pidiendo. Las cifras muestran que los profesores duran 4 ó 5 años en ejercicio, en un trabajo que yo, personalmente, considero pesado, estresante, muy demandante y tan poco valorado socialmente.
Por otro lado, vemos otras profesiones con estudios, también, de cuatro o cinco años y tienen un nivel medio de vida y de aprecio social tan distinto al de un profesor. Hay estudios oficiales que muestran estas brechas. Esto requiere de una solución integral.
Los gobiernos se tienen que hacer cargo de las leyes que promulgan, de las normativas, etc. Si yo creo que algo es tan importante, le tengo que asignar recursos y le tengo que asignar buenas condiciones para operar.
A los formadores de profesores lo que nos compete es tomar la literatura existente, tomar estos estudios que se generan en distintos centros de investigación, incluso a nivel de ministerios y ver cómo podemos mejorar nuestras universidades.
Tenemos una ventaja, hoy día, si pudiéramos llamarla así, en América Latina y que nuestros países están realizando reformas a la educación. En Chile, estamos comenzando una reforma. Hay mucha tensión en este momento, porque los estudiantes, los profesores en ejercicio, como también en las facultades estamos diciendo al gobierno que nos ayuden para nosotros poder mejorar nuestra formación universitaria. Tenemos que hacernos cargo, es nuestra responsabilidad; el estudiante va a salir a trabajar con las herramientas que nosotros le estamos dando.
La entrevista completa se encuentra disponible aquí.