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Director de Odontología USerena alerta sobre peligros del descuido bucal y entrega claves para una higiene efectiva

El académico Darwin Pérez Miranda enfatizó la importancia de hábitos consistentes desde la infancia, desmitificó falsas creencias y detalló cómo acceder a atención odontológica en la Universidad de La Serena.
El Director de la Escuela de Odontología de la Universidad de La Serena, Darwin Pérez Miranda, abordó en profundidad los principales mitos y errores que persisten en torno a la salud bucal, advirtiendo que las caries no deben entenderse como un problema aislado ni circunstancial, sino como una enfermedad crónica que puede afectar de manera irreversible la calidad de vida de las personas si no se previene o trata a tiempo.
Según explicó, una vez que una persona desarrolla sus primeras lesiones de caries, especialmente en la infancia, el riesgo de seguir presentando nuevas afecciones a lo largo de la vida se mantiene latente. De ahí que el enfoque actual en odontología ya no se limite únicamente a tratar los síntomas visibles, como la aparición de cavidades, sino a realizar un seguimiento permanente para mantener bajo control la aparición de nuevas lesiones.
Este control, detalló el odontólogo, requiere atención al menos dos veces al año y una higiene adecuada, pero también educación temprana, compromiso individual y acceso a productos esenciales. Y recalcó que uno de los errores más comunes es pensar que las caries comienzan cuando el daño en el diente ya es evidente: “En realidad, el proceso se inicia mucho antes, con pequeñas manchas blancas o cafés que muchas veces pasan desapercibidas. Si estas señales iniciales no son tratadas a tiempo, pueden derivar en la destrucción de la estructura dental, la pérdida de piezas y consecuencias aún más complejas”.
Respecto a las causas, explicó que “no existe una predisposición genética directa que determine si una persona desarrollará caries, pero sí hay factores moduladores que influyen en su aparición, como los niveles de higiene, la dieta, el entorno familiar, los hábitos de consumo de azúcar y el acceso a elementos básicos como el flúor. De hecho, aclaró que incluso quienes se cepillan varias veces al día pueden desarrollar caries si mantienen una dieta alta en carbohidratos y dulces. La alimentación, en ese sentido, puede superar el efecto de la higiene”.
Frente a esto, el académico insistió en la necesidad de fortalecer una cultura del autocuidado que se adapte a las rutinas reales de las personas. En contextos laborales o estudiantiles donde no siempre es posible realizar una higiene ideal durante el día, “el cepillado nocturno cobra una importancia fundamental. Ese momento debe ser aprovechado con calma, dedicando entre 10 y 15 minutos al uso correcto del cepillo dental, hilo o seda dental, y elementos interproximales, para asegurar una limpieza efectiva antes de dormir”.
En cuanto al uso de enjuagues bucales, fue categórico: “podríamos prescindir completamente de estos”. Y afirmó que “lo más importante es el arrastre mecánico que realiza el cepillo, y que incluso después del cepillado, es recomendable no enjuagarse con agua para permitir que el flúor actúe sobre los dientes durante la noche”.
Finalmente, el director de la Escuela de Odontología de la Universidad de La Serena explicó cómo funciona la atención a la comunidad en su clínica docente, ubicada en la intersección de Amunátegui con Avda. Cisternas. Esta clínica recibe pacientes entre marzo y diciembre, en paralelo al calendario académico, y ofrece atención supervisada por docentes universitarios, en donde participan estudiantes de cuarto a sexto año. “Tenemos un equipo que evalúa los casos, deriva a las especialidades según la complejidad, y ofrece tratamientos accesibles y de calidad. A lo largo de los años, hemos atendido a más de 25 mil personas, y seguimos trabajando para cubrir necesidades sentidas de salud bucal en la región”, concluyó.
Con un mensaje claro, directo y respaldado por la evidencia científica, Pérez, invitó a la comunidad a tomarse en serio la salud dental, a informarse, y a desmitificar prácticas que, lejos de ayudar, pueden empeorar la condición bucal de la población. “Una caries no es solo un problema estético o de dolor momentáneo: es una señal de alerta que puede evitarse con pequeñas acciones diarias bien ejecutadas, desde la infancia hasta la adultez”, puntualizó.