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Prueban fertilizante enfocado en el desarrollo más óptimo de plantas en la olivicultura
El trabajo apunta a un programa nutricional centrado en plantas de olivo de la variedad arbequina que tiene como objetivo mejorar las características de la planta, como la actividad fotosintética, lo que conlleva a una mejora en la productividad.
Con el objetivo de mejorar las características de las plantas de olivo utilizadas para la olivicultura de la región, buscando un desarrollo más estable, y por ende una mejor producción de estas plantas, la académica del Departamento de Química de la Universidad de La Serena, Fabiola Jamett, junto a estudiantes egresadas de la carrera de Ingeniería Agronómica se encuentran experimentando con un fertilizante orgánico en Ovalle.
La investigación lleva un año de desarrollo y se ha centrado en el trabajo con la variedad Arbequina de los olivos. El producto elaborado se ha caracterizado en poseer las bases típicas de un fertilizante tradicional, siendo el nitrógeno, fósforo y potasio, pero a la vez, incorpora micronutrientes como cobre, zinc o magnesio.
“Uno de los problemas principales de este cultivo es el añerismo, esto se trata de que hay un año con una mayor producción, estamos hablando aproximadamente de 12 toneladas y por lo mismo ocupa tantos nutrientes que al siguiente hay menor producción, donde incluso se reduce a la mitad. Es por ello que este programa nutricional podría ayudar a disminuir la brecha”, señala Daniela Moya, estudiante egresada de Ingeniería Agronómica y que actualmente desarrolla su tesis.
Los departamentos de Química y de Agronomía de la Universidad de la Serena trabajan hace más de 15 años en olivicultura y en investigación. También hacen prestaciones de servicio en análisis de aceite de oliva, rendimientos grasos, y otros aspectos, por ello contactaron a la empresa Ecoagro Gaspar y a la empresa en la cual se ha aplicado el tratamiento, Sociedad Agrícola y Avícola Santa Carmen Limitada, con el fin de hacer la prueba no en una planta piloto o un pequeño laboratorio, sino que directamente bajo todas las condiciones en que se desarrolla el olivar.
Gracias a un convenio de colaboración, se comenzó a experimentar en terreno, en una hectárea, en donde el nutriente es aplicado en cuatro periodos del año: inducción floral, diferenciación floral, floración y cuaja, llenado y maduración.
“Lo que nosotros esperamos es que la productividad de los olivos sea mayor. Durante este periodo hemos estado llevando el monitoreo, tanto en las hojas como en los cuatro procesos para ver el rendimiento final del aceite de oliva. Ya hicimos un análisis completo del aceite, de su calidad nutricional y su calidad comercial, y lo vamos a comparar con la nueva cosecha en que vamos a obtener el aceite de los árboles tratados con este nuevo sistema de alimentación y esperamos que tengamos una mejora en la calidad nutricional. Medimos polifenoles totales, tocoferoles, perfiles de ácidos grasos, etc. Y esperamos que haya un cambio, pero al agricultor, más que el cambio de la característica del aceite espera también más productividad. Este es un año en que los olivos vienen a la baja, pero nosotros estamos viendo que los resultados son prometedores”, indica Fabiola Jammett, académica del Departamento de Química de la Universidad de La Serena.
Finalmente, la académica señala que “esta ha sido una experiencia muy enriquecedora, tanto para los chicos que se están formando y que están haciendo su parte analítica en hojas, en aceite, y también como una universidad que hace investigación. Además, ayuda al sector a poder potenciarse a través de una investigación que es traspasada a su productividad. ya que es muy importante hacer esta vinculación con el medio”