- Actualidad
Investigadores de USerena comprueban que la planta de lupino es una opción sustentable para la agricultura regional

A través de un proyecto FIC-R, ejecutado entre 2023 y 2024, un grupo de cientific@s comprobó que la prometedora especie originaria de La Araucanía resiste exitosamente las condiciones agroclimáticas de la Región de Coquimbo, destacando por su bajo requerimiento hídrico en comparación con otros cultivos.
El lupino es una leguminosa comestible cultivada principalmente en las regiones de La Araucanía y Biobío, especialmente en la provincia de Cautín. Gracias a su alto valor nutritivo, este grano es considerado un superalimento y representa una alternativa rentable para la agricultura regional, debido a que en el territorio existe una baja eficiencia en los procesos productivos, escasa diversificación y una creciente demanda de proteínas vegetales para consumo nacional e internacional.
Con el objetivo de evaluar el potencial de adaptación agronómica de tres variedades a las condiciones áridas del norte chico, un equipo de investigación del Laboratorio de Ecología Funcional y Evolutiva de la Universidad de La Serena llevó a cabo el proyecto financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) denominado “Lupino: una alternativa ecológica para la agricultura”.
El trabajo evaluó el desempeño de tres variedades: lupino amargo o lupino blanco Boroa, lupino blanco dulce (Alboroto) y lupino azul dulce (Lila Baer).
Las pruebas experimentales se desarrollaron en el predio Pan de Azúcar del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA Intihuasi) y también se llevaron a cabo experimentos controlados en invernadero en el Campus Andrés Bello de la USerena, en los que las plantas fueron sometidas a condiciones de estrés hídrico. Los resultados fueron prometedores: el lupino mostró un buen desarrollo general, destacando la variedad Boroa como la más productiva en condiciones de campo, mientras que la variedad Lila Baer presentó el mejor desempeño bajo estrés hídrico en invernadero. Estas características, sumadas al bajo requerimiento hídrico del cultivo en comparación con otros, posicionan al lupino como una alternativa viable para diversificar la matriz alimentaria de la región, especialmente en contextos de escasez hídrica.
“Si bien las tres variedades crecieron bien, la variedad Boroa fue la más prometedora. Su rendimiento y tamaño de grano fueron similares a los obtenidos en la Región de La Araucanía, y con menor consumo de agua”, explicó la Dra. Patricia Guerra, académica del Laboratorio de Ecología Funcional y Evolutiva del Departamento de Biología de la ULS y codirectora del proyecto.
Además, indicó que “la variedad Boroa es exportada a Europa para consumo humano, principalmente en forma de conserva o botanas. Por su parte, la variedad Lila Baer se utiliza en la alimentación de animales de granja y en la industria salmonera, y se sugiere que podría ser una opción viable para la alimentación de caprinos en la región de Coquimbo”.
Durante el proyecto se aplicó un sistema de riego por goteo, lo que permitió evaluar la eficiencia hídrica del cultivo. “Pudimos comprobar que el cultivo de lupino Boroa necesita menos agua que cultivos como la palta o la mandarina, además, se obtiene igualmente un rendimiento similar al obtenido en la Araucanía”, enfatizó la investigadora.
En la etapa final del estudio, se enviaron muestras de semillas para analizar su contenido de alcaloides —los compuestos responsables del sabor amargo—, cuyos resultados aún están pendientes.
Cabe destacar que el Liceo Presidente Eduardo Frei Montalva de Monte Patria fue uno de los beneficiarios del proyecto, donde estudiantes de enseñanza media realizaron experimentos con el cultivo de lupino, con seguimiento y apoyo del equipo investigador.
Trabajo con las comunidades
Los investigadores subrayaron que el cultivo de lupino es altamente beneficioso, ya que puede ser utilizado en sistemas de rotación, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos al mejorar naturalmente la fertilidad del suelo. Además, sus bajos costos de producción lo convierten en una alternativa atractiva para agricultores familiares, especialmente en zonas afectadas por la degradación del suelo y la escasez de agua.
En ese contexto, durante el 2024 se compartieron resultados preliminares del proyecto con comunidades agrícolas de la provincia del Limarí. Se entregaron semillas a 28 comunidades, y se realizaron talleres y charlas en las que se mencionaron aspectos generales sobre la siembra y el manejo del cultivo.
Además, se incentivó a cultivar lupino y evaluar cómo responde a condiciones climáticas más específicas, considerando que los agricultores se encuentran distribuidos a lo largo de un valle con diversidad de microclimas. Las comunidades sembraron las tres variedades en sus propios terrenos, permitiendo validar la adopción del cultivo a distintas zonas agroproductivas de la región.
“Muchas comunidades lograron obtener sus propias semillas, lo cual es muy alentador. Sin embargo, todavía necesitan seguimiento técnico para mejorar prácticas de siembra y control de plagas. Ahora que este proyecto está finalizando, esperamos poder postular a nuevas iniciativas que nos permitan continuar este trabajo”, señaló la investigadora.
En relación a esto, la presidenta de la Asociación de Comunidades Agrícolas del Limarí, Mirtha Gallardo, expresó que “queremos dar las gracias a la Universidad de La Serena, fue una gran oportunidad para nosotros como comuneras y comuneros el poder trabajar y conocer el cultivo del Lupino. Los resultados obtenidos por el grupo de investigadores nos entusiasman mucho. Ahora sabemos que esta semilla es muy nutritiva y podría ser útil tanto para consumo humano como animal”.
Tras la ceremonia de cierre del proyecto, se realizó un taller participativo con comuneros del Limarí y estudiantes del Liceo Eduardo Frei Montalva de Monte Patria. Durante la jornada, los asistentes compartieron experiencias, reflexionaron sobre el impacto del proyecto y manifestaron un fuerte interés en continuar cultivando lupino como una alternativa sustentable a mediano y largo plazo para sus comunidades.
, liderado por el Dr. Cristian Salgado, académico del Instituto Multidisciplinario de Investigación y Postgrado de la ULS, junto a la Dra. Patricia Guerra (codirectora), el MSc. Gerardo Gutiérrez, MSc. Daniel Piñones, Ing. Pablo Martínez (todos de la ULS) y el MSc. Cornelio Contreras (INIA Intihuasi),